El cielo de Lleida toma un color oscuro, parece que las nubes de tormenta se desplomen, da la sensición que va a caer el diluvio universal, pero, la realidad dista mucho y sólo cae un timido goteo.
Después de la osucridad, llega la calma, las nubes se abren y los rayos de sol las atraviesan como espadas.
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